SAN ENERO
Tú que con flamígera lanza
rompes el hielo de mi alma
y la empujas bramante al mar
de su esperanza suprema,
cada vez más claro y más sano,
libre, en su amante sujeción:
por eso celebra ella tus milagros,
¡hermosísimo Enero!
y la empujas bramante al mar
de su esperanza suprema,
cada vez más claro y más sano,
libre, en su amante sujeción:
por eso celebra ella tus milagros,
¡hermosísimo Enero!
F. Nietzsche, enero de 1882.
Génova.
Génova.
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