Rodolfo Bernal - Blog Personal

lunes, 8 de diciembre de 2014

La clase política y a quién sirven los políticos

Las sociedades están organizadas de forma tal que grupos pequeños de personas ejercen el poder sobre otros grupos mucho más grandes de personas que, pese a su superioridad numérica, viven sometidos a los primeros. Este sometimiento puede darse a la fuerza, mediante instituciones como el ejército y la policía, o mediante el control ideológico por medio de costumbres, religiones, moral, y en general una cultura a modo.  Aunque dependiendo de la situación particular siempre predomina uno u otro de estos modos de control de los grupos pequeños sobre las mayorías, coexisten ambos.
Las sociedades suelen dividirse en países, bajo la estructura de Estados. La mejor situación para los pequeños grupos que quedan al mando de un Estado, es cuando mantienen el control mediante la manipulación mediática sobre las mayorías, sin necesidad de utilizar la fuerza. En esta situación, las mayorías controladas incluso viven sin estar conscientes de su situación, y la aceptan como lo correcto, estando convencidos de que las cosas no podrían ser de otra forma. Cuando ocasionalmente individuos con mayor nivel de consciencia rompen o llaman a romper el orden establecido por los grupos dominantes, entonces estos (los grupos minoritarios dominantes) recurren a la aplicación de la ley, aplicando represalias que pueden ser desde sanciones económicas hasta la privación de la libertad física. En algunas de las sociedades actuales se puede castigar una desobediencia a las normas establecidas por los grupos dominantes con la privación de la vida. Los pequeños grupos de personas que ejercen el poder sobre las mayorías no son solo las personas que forman parte de los gobiernos de los países, sino que están formados también por los grupos que tienen el control de la economía. Estos grupos de poder económico de hecho son tan influyentes como las personas que forman parte del gobierno, entre las que se encuentran gobernantes (presidentes, primeros ministros, por ejemplo), y su opinión es determinante para decidir quiénes son los gobernantes. La partidocracia es la forma que encontraron los grupos de poder para evitar la democracia de los pueblos. La democracia es aún una asignatura pendiente. En las partidocracias, se forman los partidos políticos, que son grupos de personas que presuntamente comparten una ideología más o menos afín; así, se habla sobretodo de partidos de izquierda y de partidos de derecha. En las partidocracias se juega un juego de falsa democracia que los medios de comunicación al servicio de las minorías a mando del país llaman democracia, y en el que se les convence a la mayoría de los ciudadanos de que ellos (los ciudadanos) deciden quién se hace cargo del gobierno. En realidad, en la partidocracia los partidos políticos buscan tomar el timón del gobierno para beneficio de los grupos que representan, y cuyos intereses poco tienen que ver con el bienestar de las mayorías gobernadas. Por eso es un hecho recurrente en las partidocracia que, en época de campañas electorales, los entonces candidatos a puestos de elección popular (alcaldes, gobernadores, diputados, senadores,...), juran y perjuran estar en empatía con los ciudadanos, exclaman ser uno más de ellos, y prometen traer prosperidad y soluciones a la problemática de la sociedad. Gracias a la manipulación mediática, los electores una y otra vez les creen sin hacer un análisis serio de los candidatos. Después de las elecciones, los políticos beneficiados por el voto popular se olvidan de las promesas que hicieron a las mayorías en tiempos de campaña electoral, y en cambio muestran en los hechos que su verdadero compromiso es con los grupos dominantes que les permitieron ser candidatos, y cuyos intereses están prestos a salvaguardar por encima de los intereses de bienestar de las mayorías.
Así, en una partidocracia, el bienestar ciudadano depende de la voluntad de quienes gobiernan y de los intereses de los grupos económicos que deciden quiénes gobiernan. También, se corre el riesgo de llegar a las condiciones a las que se ha llegado en países como México, en donde los grupos con el poder se han envilecido a tal punto que la corrupción se salió de control, y la ambición por la riqueza desmedida a toda costa lleva a pasar incluso sobre las normas (leyes) que ellos mismos (la clase en el poder) ha impuesto por medio de sus serviles políticos. En tal situación, a la clase en el poder no le importa absolutamente la condición de los ciudadanos, que tienen que decidir en un momento dado rebelarse, debido a que cada vez son más sometido en diferentes formas para sostener los privilegios de quienes gobiernan. Estos sacan entonces a la calle a los aparatos de represión (por ejemplo policias y militares), y empieza la guerra. Caso curioso, los individuos que actúan como represores de los ciudadanos nacieron de ciudadanos comunes. Qué falta de identidad de los individuos que sirven de lacayos defensores de la gente en el poder, porque son pueblo. Les paga el pueblo ya que sus sueldos salen de los impuestos que pagan los contribuyentes. Dan lástima porque son domesticados para contener la indignación del pueblo. Dan verguenza porque son entrenados y quedan dóciles para defender intereses contrarios al pueblo.
Cuando se llega al punto de que los grupos en el poder abusan excesivamente de sus privilegios a costa del deterioro dramático del bienestar de las mayorías, es esencial que los ciudadanos entiendan que una de las razones que justifican la existencia del Estado, es que éste (el Estado) debe tolerarse solo si garantiza el bienestar de sus ciudadanos (por lo menos de la mayoría). Si el Estado no es capaz o no le interesa hacer esto, los ciudadanos lo deben de asumir como un Estado fracasado, un Estado fallido. Como tal, debe ser depuesto. En México, aunque aún queda mucha gente indiferente, cada vez más mexicanos están conscientes de que la clase política y gobierno no representan sus intereses e incluso, de que los intereses de los políticos entran en conflicto con el bienestar de las mayorías.

domingo, 29 de junio de 2014

Comentarios sobre la derrota de México ante Holanda en Brasil 2014

Hace unos minutos concluyó  el partido de la victoria 2-1 de Holanda sobre México en el mundial Brasil 2014. Como ocurre cada vez que México compite en un mundial fuera de México, ha sido eliminado en el cuarto partido. El equipo Europeo (Holanda) mostró el carácter que le faltó a los Americanos. ¿Reflejará ésto algo sobre las idiosincrasias nacionales?. Me atrevo a pensar que como sucede con muchas personas, los seleccionados Mexicanos nunca creyeron que iban a ganar, y los Holandeses si. Más bien para los Holandeses no cabía la posibilidad de ser derrotados por México. A algunos les parecerá exageración estas afirmaciones, pero sorprendentemente, he sido testigo de cómo incluso personas preparadas académicamente funcionarios de la Universidad en la que soy Investigador, hacen declaraciones en las que queda en evidencia un notable complejo de inferioridad frente a colegas de otros países, especificamente de países de primer mundo, como Japón. En sus declaraciones, dejan en claro que consideran imposible como mexicanos realizar acciones o tener logros que sus pares extranjeros logran. Su argumento es "simple": nosotros somos mexicanos. Si esto ocurre con personas presuntamente de alta preparación escolar, ¿qué podemos esperar en otras personas?. Con la creencia se empieza a crear la realidad. Una escena bastante ilustrativa de la mentalidad de los jugadores de México se pudo apreciar en que algunos de ellos claramente se pusieron  a rezar mientras Holanda ejecutaba el penalty ganador. Claro que para concretar se debe de actuar, pero antes de actuar para conseguir ser o hacer algo, se tiene que estar convencido de se logrará. En uno de los integrantes del equipo de fútbol de México, Rafael Márquez, está documentada una conducta de indisciplina recurrente: en cada partido en que los eliminan en los mundiales en que ha participado, comete un acto de agresión sobre jugadores del equipo contrario, o una acción que termina perjudicando al equipo nacional. Esta actitud es reflejo de un sentimiento de impotencia ante una victoria inminente del equipo contrario
La idiosincrasia en México requiere mucha evolución, debido al condicionamiento de siglos de colonización extranjera primero, y sometimiento después de parte de los grupos económicos, religiosos y políticos gobernantes. Para ser ganador hay que prepararse, y parte de la preparación es mental. La idiosincrasia del mexicano típico ha sido moldeada en el sentido contrario de ser ganador. La religión puede utilizarse para formar personas de temple a prueba de muchas adversidades para superarlas, o pude utilizarse para condicionar personas que toleren, se adapten y terminen aceptando todo tipo de adversidades. En México se ha utilizado la religión para lo segundo, con la complicidad de los principales medios de comunicación (como Televisa  y TV Azteca), quienes a través de sus películas y programas han "educado" en base a información diferenciada a la mayoría de los mexicanos. Solo un porcentaje minoritario de mexicanos está consciente plenamente de ese moldeo mediático, que también incorpora dar a conocer del acontecer nacional e internacional solo lo que a los grupos en el poder convenga, o incluso dar a conocer noticias tergiversadas, para dirigir la opinión pública según se quiera. Mantener a la mayor parte de los mexicanos atentos a un evento como el campeonato mundial de fútbol ha permitido que la clase política mexicana se encuentre legislando todo una cantidad de iniciativas antinacionalistas, que van en contra del interés colectivo, y que resultan más bien favorables a ciertas grandes empresas nacionales y extranjeras, y a potencias extranjeras. Muchos de los logros sociales ganados durante décadas se están haciendo trizas. Sin embargo, la atención de los mexicanos está en Brasil 2014 más que en lo que está sucediendo en el Congreso de la Unión. El pan y circo de los Romanos sigue funcionando en nuestros días, solo que con cada vez menos pan. En lo personal no soy fanático del soccer, pero si me parece interesante la influencia que ejercen los grupos de poder utilizando este deporte-espectáculo-negocio sobre las personas, en particular en mi país, México. Ningún problema es ser aficionado a cualquier deporte siempre y cuando se le vea como lo que es: un deporte, un juego, cuyo resultado no debería de importarnos más allá de lo que permite que tengamos momentos de entretenimiento, pero resulta patético ver a algunos incluso derramar lágrimas por la derrota de la selección de fútbol, mientras permanece indiferente ante sucesos que si impactarán en su vida, se de por enterado a no. Mientras que en México hay grupos insurgentes, ejecuciones a diario, y la clase política al servicio de los grupos que controlan el gobierno avanza en las reformas que favorecen sus intereses (de esos grupos y esos políticos) y erosionan los derechos de las mayorías, los medios de comunicación de mayor alcance (en manos de esos grupos también)  ocultan la información de lo que está pasando en el país, y difunden mejor el mundial Brasil 2014, fomentando un mal entendido sentimiento de nacionalismo, basado en "ponerse la verde". El mexicano promedio ignora las reformas que se están llevando a cabo y que afectarán directamente su presente, y su futuro. Está más concentrado en seguir la trayectoria deportiva de "El Tri", ese equipo de jugadores mejor pagados que los seleccionados de otros países con mayores méritos en la cancha. No se puede esperar mucho de una sociedad mientras tenga más impacto darle cobertura mundial a un juego, que a cosas de verdadera trascendencia, como las novedades en ciencia y tecnología, y las decisiones de los principales políticos que nos afectan a todos. En una sociedad evolucionada, no se podrían entender los privilegios económicos de alguien que vive de jugar un deporte sobre alguien que realiza actividades más importantes. Bueno, ahora tendré que dejar la columna hasta aquí por que ya empieza el siguiente partido del mundial...:)

miércoles, 30 de abril de 2014

10 razones para ser científico...de principios del Siglo XX

A cada generación le toca vivir un diferente contexto social y económico. Por eso puede ser un error comparar las oportunidades que tuvieron personas de distintas épocas, ya que las condiciones que en una época representaron buenas oportunidades de desarrollo personal y económico, no necesariamente siguen siendo buenas condiciones en un tiempo posterior. La sociedad cambia, la forma de hacer comercio cambia. En la antigua Roma, la sal tenía un valor que no tiene en el presente. El oro para la sociedad actual está valorado de una forma que en sociedades americanas prehispánicas no se concebía. Aún comparando dos épocas a las que no las separen siglos, éstas pueden estar caracterizadas por niveles de desarrollo tecnológico muy distintos, por lo que puede haber diferencias muy marcadas en el modelo económico de cada una. En la sociedad actual, los cambios se están dando de manera acelerada, mucho más rápido que en los siglos anteriores. No cabe duda que la brecha generacional entre las personas de diferentes edades hace una gran diferencia en la forma de apreciar el contexto en que se vive. La fotografía que se muestra arriba fue tomada durante la presentación de una conferencia de Ruy Pérez Tamayo, titulada precisamente "10 razones para ser científico". Pérez Tamayo es autor de un libro con ese mismo nombre. Como puede leerse, las 10 razones para ser científico, de acuerdo a Ruy Pérez Tamayo, nacido el 8 de noviembre de 1924, son:
  • Para no tener jefe.
  • Para no tener horario de trabajo.
  • Para no aburrirme en el trabajo.
  • Para hacer siempre lo que me gusta.
  • Para usar mejor mi cerebro.
  • Para que no me tomen el pelo.
  • Para hablar con otros científicos.
  • Para aumentar el número de científicos en México.
  • Para estar siempre bien contento.
  • Para no envejecer.
La muestra de las diferencias de los entornos que le toca vivir a cada generación quedan manifiestos si se considera cómo es la vida de un científico en las instituciones actuales, particularmente en un país como México. Tal como señaló Peter Higgs, el autor de la teoría del Bosón de Higgs y ganador del Premio Nobel de Física 2013, "hoy en día no se puede encontrar la paz y la tranquilidad que el científico necesita para su trabajo de investigación". Esta declaración hecha por Higgs a The Guardian, encierra de fondo que las razones con las que Pérez Tamayo trata de motivar a los jóvenes para que se decidan por una carrera de científicos, ya no tienen validez en el incipiente siglo XXI que estamos viviendo. Analizando una por una las razones de Pérez Tamayo, encontraremos sin duda que al enlistarlas tuvo presentes las condiciones laborales de un jóven científico mexicano prevalecientes cuando él fue un jóven científico, pero no se percató que esas condiciones son en mucho diferentes a las que enfrentan hoy día los jóvenes que buscan iniciar una carrera como científicos.
En mi opinión, los jóvenes que andan buscando una profesión en la cual involucrarse, tienen mejores posibilidades de hacer una elección correcta si consideran una actividad en la que puedan encontrar testimonios de éxito con una diferencia de edad que no haga una mucha diferencia con ellos, o si la hace, que su trayectoria muestre una continua actualización de sus actividades, acorde a las tendencias que van marcando los cambios. No es recomendable para un jóven, tomar como modelo de éxito a seguir, a una persona que durante 20, 30, 40 años o más permaneció en la misma actividad, con la misma metodología de trabajo, y generando ingresos de una misma fuentes.
La experiencia que los jóvenes iniciando su carrera como científicos están viviendo en las Universidades públicas, que es donde se lleva a cabo principalmente la investigación científica en México, es que están sujetos a una burocracia cada vez mayor y más pesada, que lejos de dar libertad, ata abrumadoramente a los académicos a actividades no sustanciales, las cuales deben de hacer, ya que de no hacerlo, sus ingresos se reducirían drásticamente. Es decir, terminan obedeciendo el mandato de los administrativos que les indican qué tipo de actividades hacer, cuánto de cada una de esas actividades hacer, y cómo hacerlas para poder acreditarlas ante las instancias administrativas. En conclusión, estamos engañando a los jóvenes si les decimos que una de las razones para ser científico es para no tener jefe. La experiencia muestra que en la actualidad se tienen jefes, y esos jefes no son precisamente un ejemplo de vocación por la ciencia. 

lunes, 31 de marzo de 2014

Hacia el derrumbe del sistema educativo de la era industrial

En diferentes partes del mundo estamos siendo testigos de la lucha por extinguir viejos esquemas de equilibrio de fuerzas entre los diferentes sectores de la sociedad. El esquema que se quiere abolir es el de la era industrial, en que el sistema educativo funcionaba como una maquila de trabajadores formados para ciertas necesidades del mercado. Algunos de estos trabajadores tenían títulos de técnicos, y otros de profesionistas (grado de licenciatura). Una cantidad menor supuestamente más capacitada eran posgraduados (Maestría y Doctorado). La maquila del sistema educativo se dejó crecer mientras se consideró útil a los mismos grupos que lo planearon, y a los individuos que surgieron de ella se les ubicó en una zona de confort conveniente: se les permitió luchar por mejores salarios, y se les concedieron prestaciones como seguridad social y vivienda. Buena parte de ellos hasta llegó a sentirse privilegiado, consentido del Estado. Todos estos beneficios, claro está, se financiaron con una parte de la riqueza que los individuos favorecidos generaron con su trabajo. Tan bien se diseñó todo por parte de los grupos de control, que la mayoría de los individuos llegó a considerar que lo mejor era trabajar para otro, y que ese otro le pagara lo suficiente para cubrir sus necesidades hasta cierto punto, renunciándo a independizarse, olvidándose de trabajar en beneficio de sí mismo. La era industrial llegó terminó, y con este final las necesidades del mercado cambiaron. Más el modelo educativo que se diseñó para la era industrial, todavía sigue operando, sigue maquilando individuos capacitados para funciones que, o ya no se requieren, o tienen cada vez menos demanda.
   Derivado del fin de la era industrial, muchos jóvenes que están egresando de carreras universitarias y posgrados están quedando a la deriva; habiendo invertido unas dos décadas a estudiar, de pronto se encuentran, con frustanción, con que la mayoría de ellos no tendrá un empleador, y la mayoría de los que lo tengan, estará empleado en algo distinto a aquello para lo que se supone se le formó en las aulas y laboratorios. Además, sus ingresos quedarán por debajo de las espectativas que tuvieron al empezar sus estudios superiores. Esas espectativas por cierto, fueron alentadas por los padres, la mayoría de los cuales no se dió por enterado de que el plan de éxito que a ellos les pudo haber funcionado perdió vigencia. Esas espectativas también fueron alimentadas por el mismo sistema educativo (y quienes lo planean), ese monstruo que sigue maquilando recursos humanos que ya no encuadran en las necesidades actuales de la era de la información. Asemeja en mucho el sistema educativo a aquella escuela en donde se enseñaba a cazar dragones, aunque los profesores sabían que los dragones no existen. 
   Comenzaba diciendo que estamos siendo testigos de la lucha de los gobiernos por desaparecer los esquemas de equilibrio de fuerzas entre los diferentes sectores de la sociedad. La forma en que se quiere desaparecer es mediante el avasallamiento de un sector (el que controla la economía) sobre el otro (la clase trabajadora constituida por los empleados de todo tipo). Este proceso está resultando problemático porque el sistema educativo que los mismos grupos que controlan la economía (y por lo tanto la política) implementaron, sigue operando, y al seguir operando, sigue maquilando empleados (o individuos que quieren serlo) a los que ya no se les quiere dar empleo. Aquí aparece la contradicción obvia que muchas veces se pasa por alto: no se dió aviso a tiempo de la transición. El sistema educativo debió haberse modificado a tiempo para no haber llegado a la situación presente. Quienes diseñan la sociedad, esos grupos, debieron haber dado un viraje desde hace años, y hacer ver los cambios que ya llegaron, y los que vienen en camino. Así, los jóvenes que están en edad de iniciar una profesión tendrían un panorama realista de la utilidad de invertir algunos años obteniendo grados académicos o no hacerlo y mejor invertir su tiempo en irse labrando un futuro aprovechando las tendencias actuales.
  La resistencia al cambio es consecuencia de la ignorancia de lo que está sucediendo. Y tal vez esta ignorancia también es parte del diseño de quienes ostentan el control de la sociedad, para que solo unos cuantos tomen ventaja de conocer el rumbo en que se mueve el nuevo orden mundial, y que las mayorías queden más desprotegidos de las minorías, quedando, por tanto más susceptibles de ser utilizados a conveniencia.


viernes, 21 de marzo de 2014

Benito Juárez


Benito Juárez nació el 21 de marzo de 1806, en san Pablo Guelatao, Oaxaca. Uno de los Estados todavía más pobres en el pobre México actual. Falleció el 18 de julio de 1872 en la Ciudad de México. Heroe Nacional para muchos mexicanos aunque en la actualidad los gobiernos neoliberales buscan que quede en el olvido. Luchó contra la ocupación extranjera en los tiempos de Maximiliano. Buscó construir una República Federal Democrática. México todavía no es un país democrático, y si uno lee pensamientos de Juárez, encuentra que siguen siendo sorprendentemente vigentes en el México de nuestros días.


Vale la pena recordar un poco de su pensamiento:

La democracia es el destino de la humanidad; la libertad su brazo indestructible.

El gobierno tiene el sagrado deber de dirigirse a la Nación, y hacer escuchar en ella la voz de sus más caros derechos e intereses.

Tengo la persuasión de que la respetabilidad del gobernante le viene de la ley y de un recto proceder y no de trajes ni de aparatos militares propios sólo para los reyes de teatro.

Tengo la persuasión de que la respetabilidad del gobernante le viene de la ley y de un recto proceder y no de trajes ni de aparatos militares propios sólo para los reyes de teatro.

Como hijo del pueblo nunca podría olvidar que mi único fin debe ser siempre su mayor prosperidad.

Como hijo del pueblo nunca podría olvidar que mi único fin debe ser siempre su mayor prosperidad.

Nunca abuses del poder humillando a tus semejantes, porque el poder termina pero el recuerdo permanece.

Bajo el sistema federativo, los funcionarios públicos, no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad. No pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala.


Fragmento de la serie de televisón "El Carruaje" en el que Benito Juárez (José Carlos Ruíz) explica a un cura (Ignacio López Tarso) los motivos de la desamortización de los bienes de la Iglesia católica.